Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación - UNLP
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El estudio que aquí se reseña reconstruye el itinerario intelectual e ideológico y las prácticas culturales y políticas de un grupo de 27 universitarios reformistas que pueden subdividirse, a su vez en tres subgrupos: quienes participaron en forma directa de la Reforma Universitaria, otros casos que, adhirieron a su ideario y propuestas y se vincularon al Partido Socialista en los años '30 y un último subgrupo integrado por un segmento minoritario que participó activamente en centros políticos del anarquismo en los años '20. Para acceder a esas trayectorias el autor analizó proyectos académicos y culturales elaborados por esos universitarios reformistas, su actividad docente y profesional su producción intelectual y parlamentaria. También rastreó su participación en diversos ámbitos institucionales y espacios partidarios que le permitieron reconstruir sus estrategias de intervención en el campo cultural y en el sistema político nacional. La temporalidad de la investigación se extiende desde el momento de conformación y despliegue de este grupo, que coincide con el desarrollo de la primera experiencia de democracia política en el país en 1916, hasta la llegada del peronismo al poder y el consecuente ocaso de sus trayectorias académicas y políticas.
La estructura del texto se despliega a lo largo de siete capítulos. En el primero, aborda los rasgos del sistema universitario y de la vida cultural argentina durante las primeras décadas del siglo pasado para comprender de qué manera se configuró y desarrolló la universidad y otros espacios culturales que fueron el soporte institucional para la formación inicial y para las primeras experiencias de sociabilidad intelectual previas a 1918. El análisis permite comprender de qué manera se fue erosionando el perfil institucional de la universidad por la inclusión en la matrícula universitaria de los hijos de las familias de clase media de origen inmigratorio. Hasta entonces, el papel predominante había sido la socialización de las élites intelectuales, políticas y técnicas del Estado liberal con el monopolio de las "profesionales liberales". Desde esta primera caracterización, sumada a la descripción de sus perfiles socio profesionales, el autor realiza el primero de los aportes originales de su trabajo al ensayar una definición analítica de los intelectuales como sujetos sociales específicos de la modernidad argentina. Se trató de un grupo de individuos que ejercieron profesiones universitarias, que les otorgaban reconocimiento y prestigio en el campo cultural. A su vez, intervinieron en prácticas y proyectos políticos diversos que plasmaban su compromiso ciudadano con la vida pública más allá de la universidad, participando activamente de la situación política y social nacional y mundial. La imagen del "maestro" como modelo de saber y de virtud, el "ensayista erudito" que cultivaba la formación humanista y espiritualista de sus discípulos, desde una profunda relación socrática, opuesta a esa nueva forma de "incultura y barbarie" que representaba la especialización y el cientificismo positivista, son algunas de las metáforas que recupera el autor para dar cuenta de la concepción de intelectual actualizada, valorizada y propuesta por estos universitarios reformistas. El recorrido que realiza a partir de la descripción de sus trayectorias familiares, socio - profesionales, políticas y culturales permite comprender la incidencia de esa densa red de relaciones sociales - personales, académicas, institucionales, político - partidarias, culturales - que jugaron un papel fundamental en la conformación de esas nuevas identidades y sentidos, los que, a su vez, se plasmaron en programas de acción política específicos.
El segundo y tercer capítulo avanzan en el período de mayor gravitación de estos intelectuales en la vida académica en la Universidad Nacional de La Plata y, en menor medida, en la Universidad de Buenos Aires entre 1918 y 1930. El autor procura vincular esos sucesos con el desarrollo de las clases medias, la expansión de la escolaridad media y superior y los cambios operados con la democratización política del país. Si bien esta interpretación ya ha sido abordada por cierta historiografía que se ocupó de las protestas estudiantiles reformistas de comienzos de siglo XX, el análisis propuesto avanza en especificar cómo ese proceso se expresó en los casos analizados. Uno de los rasgos singulares de este estudio es el diálogo que establece entre el ideario filosófico y político renovador y las condiciones sociales en el marco de las cuáles fueron posibles esos proyectos y utopías. En ese sentido, resultan centrales las descripciones de los ámbitos específicos de participación, tanto los estrictamente universitarios como los que se dieron "en los márgenes", a través de emprendimientos culturales singulares - compañías teatrales, ateneos y publicaciones - así como también, participaciones en congresos y reuniones. El análisis de esas situaciones sociales específicas, permite vislumbrar matices y particularidades de esas experiencias reformistas que evidencian las tensiones y divergencias entre corrientes de pensamiento de una misma élite, que gustaba reconocerse como esa "minoría del saber" embanderada tras una misma "misión" cívica y política. De la misma manera, la descripción del perfil y contenido de dos publicaciones reformistas - Valoraciones y Estudiantina - y de la conformación de una compañía teatral, expresan distintas modalidades de intervención intelectual a través de las cuáles estos universitarios fueron precisando sus posiciones de izquierda. Desde ellas, impulsaban tanto las críticas al capitalismo, materialismo e imperialismo y como sus proyectos de renovación política y cultural. La caracterización minuciosa de casos localmente situados permite destacar los rasgos específicos de estos procesos en cada contexto. La organización de la Unión Latinoamericana y la difusión de la revista Sagitario como parte de la red de publicaciones del reformismo, son una evidencia de este programa político de alcance continental que comprometía a buena parte de las voluntades de este colectivo reformista. Como ya hemos destacado, el enfoque a escala micro - social le permite al autor circular por expresiones menos prototípicas de estos procesos que ponen en evidencia la riqueza de su análisis, como es el caso de la experiencia política libertaria de un grupo minoritario de reformistas en las filas del movimiento anarquista entre 1920 y 1930.
En el capítulo cuarto Graciano analiza la actuación e intervención política de estos intelectuales universitarios en el socialismo y en el anarquismo a partir de los años '30. La historiografía canónica ha interpretado la emergencia de las experiencias político culturales reformistas como parte de un proceso más amplio de democratización del sistema político, dado a partir de la instauración de un régimen de gobierno representativo. Como consecuencia de ese fenómeno, se había acelerado una diferenciación entre la esfera política y la cultural, redefiniendo los roles vigentes hasta ese momento de los intelectuales y políticos. A esta lectura el autor suma una clave analítica interesante, desde nuestra perspectiva, al inscribir estas transformaciones en procesos de conformación de campos disciplinares específicos que contribuyeron a dotar de autonomía, legitimidad y modalidades de intervención también singulares a los actores universitarios. Es así que desde estos lugares, ellos desplegaron su proyección política en la esfera pública. Así, el analista nos propone leer en simultáneo los procesos de democratización y profesionalización de la política, del desarrollo burocrático estatal, del control de la enseñanza superior por las clases medias y de la conformación de campos de producción y actuación cultural. En ese marco, la clausura de las dos condiciones centrales para el activismo del intelectual autónomo del partido - pervivencia del orden democrático y control de la universidad por parte de los reformistas - los obligó a inscribir sus luchas en el terreno político partidario. Ahora bien, como oportunamente se pregunta Graciano, por qué eligen al Partido Socialista y no a otra organización política. Será en la perspectiva de los propios actores, que encuentre la respuesta a este interrogante: el socialismo les permitirá actualizar las prácticas de una cultura política conocida, asentada en la "palabra y el escrito", a partir de una sólida y estructurada organización partidaria y una firme escuela político doctrinaria. El autor recorre la participación de estos universitarios en la política nacional, caracteriza su actuación en espacios directivos del Partido, en aparatos culturales o en el parlamento y marca matices en las posiciones que sustentaron acerca de la concepción de socialismo y su relación con el materialismo histórico. Relaciona estas particulares modulaciones con las circunstancias que redefinieron sus estrategias de participación en la esfera política y en el campo cultural. Las coyunturas políticas de la década, marcadas por fenómenos políticos reaccionarios de tipo conservador, desde sus expresiones dictatoriales o directamente fascistas promoverían un "corrimiento" hacia posturas de defensa de la democracia, de las libertades individuales y políticas y de denuncia de una crisis de la civilización occidental contemporánea. El análisis de las estrategias y modalidades de participación en experiencias culturales y prácticas intelectuales, tanto de los universitarios socialistas como de quienes se integraron al anarquismo expuesto en el capítulo quinto, nos permite comprender las referencias político culturales que compartieron en su vinculación con los sectores obreros. La reconstrucción histórica de los debates y formas de actuación de algunos de estos grupos - especialmente los referenciados en el movimiento libertario - le permite abonar la hipótesis acerca del lugar que ocuparon los universitarios en la construcción de una cultura alternativa para los trabajadores. Este aspecto no fue suficientemente visibilizado y ponderado de manera reciente por la historiografía del anarquismo en nuestro país. A su vez, la lectura de esas experiencias políticas en diálogo permanente con la coyuntura nacional e internacional brinda nuevos elementos para entender las condiciones sociales que desencadenaron su repliegue y posterior clausura. En el capítulo sexto, Graciano pone el foco sobre un aspecto no suficientemente abordado por la historiografía: los proyectos de reorganización del sistema universitario que se diseñaron a partir de 1930. El autor demuestra de qué manera el cambio de estrategia en la política universitaria neoconservadora de ese momento, promovió la ampliación de propuestas universitarias desde el Partido Socialista fundadas en el latinoamericanismo, antiimperialismo, liberalismo democrático y humanismo. A través de su análisis, es posible comprender de qué manera estos intelectuales reformistas y socialistas idearon una política académica y científica que intentaba posicionar a la universidad como actor clave para la reflexión y resolución de los problemas sociales y económicos del país de ese momento. La intervención de los intelectuales socialistas y anarquistas en el campo político a partir de 1943 constituye el eje de análisis del capítulo siete. La crítica en clave culturalista de la crisis de la civilización contemporánea y de las prácticas fascistas - entre las que ubicaban al fenómeno del peronismo - signó la oposición que tuvo como consecuencia su marginación de la vida universitaria y su resguardo en el periodismo y la actividad editorial.
En síntesis, lo que el autor logra demostrar a través del análisis de este recorrido intelectual es la persistencia de la intervención de estos universitarios en los acontecimientos y cuestiones de debate nacional en la esfera pública que se expresó, primero en la forma de un compromiso político autónomo y, en un segundo momento, vehiculizado a través de la política partidaria. A nuestro juicio, esta interpretación nos acerca a un debate actual y necesario acerca del significado que asume la autonomía universitaria en cada momento histórico. El trabajo evidencia, la necesidad de seguir profundizando el estudio de las modalidades de participación en la escena pública de actores que integran una agencia estatal con particulares características como es la universidad. En ese sentido, uno de los aportes más valiosos de la investigación que aquí se reseña es, precisamente, la posibilidad de reconocer la vinculación permanente entre la figura del intelectual y la del político - aún desde su intento de diferenciación de roles - que, en el grupo estudiado se evidencia en el despliegue de prácticas de creación y gestión delimitadas por la voluntad de renovación cultural e ideológica de la sociedad argentina.
Fecha de recibido: 31 de julio de 2010.
Fecha de publicado: 6 de diciembre de 2010.
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