Artículos
De la agricultura tradicional al turismo rural: Carahue, Chile
Resumen: El objetivo del artículo es analizar los cambios que se están generando en la agricultura por la pérdida de importancia relativa de esta actividad, lo que ha dado paso a una reconversión hacia el turismo o como un complemento a este en la comuna de Carahue, Chile. Se empleó una metodología cualitativa, aplicando entrevistas semiestructuradas. Los resultados indican que efectivamente hay una declinación de la actividad agrícola y que la población se ha orientado a las actividades turísticas bajo diferentes modalidades; y que, si bien son cambios que se observan en diferentes espacios rurales, los procesos están relacionados con las especificidades de cada territorio.
Palabras clave: Agricultura, Transformaciones, Turismo rural, Carahue, Chile.
From traditional agriculture to rural tourism: Carahue, Chile
Abstract: The objective of the article is to analyse the changes that are being generated in agriculture for the loss of relative importance of this activity, which has given way to a conversion towards tourism or as a complement to this in the commune of Carahue, Chile. A qualitative methodology-applying semi -structured interviews was used. The results indicate that there is indeed a decline of agricultural activity where the population has been oriented to tourist activities under different modalities and that although they are changes that are observed in different rural spaces, the processes will be related to the specificities of each territory.
Keywords: Agriculture, Changes, Rural tourism, Carahue, Chile.
Introducción
La globalización económica ha generado profundas trasformaciones socio–productivas, tanto en los espacios urbanos como rurales, con lo que se dibujan nuevos mapas geoeconómicos y áreas de influencia. Estas transformaciones buscan que los territorios se articulen de manera competitiva y sustentable hacia mercados dinámicos y globales (Pérez, 2010; Garín y Quinteros, 2020).
La aplicación del modelo neoliberal en América Latina ha implicado significativos cambios en la estructura agraria, en sus aspectos productivos, tenencia de la tierra y empleo rural. Lo anterior se dio como resultado de las presiones competitivas sobre el sector, profundizadas por las relaciones capitalistas de producción. Es posible observar un sector agrícola asociado a la modernización, con importante aplicación de tecnología, orientada a la exportación y relacionada a medianos y grandes empresarios, como también a empresas multinacionales que dominan la agroindustria multinacional que produce alimentos elaborados para el mercado interno y externo. En contraste, se observan espacios que no han podido integrarse a los flujos internacionales de la economía agraria y cuyos actores principales son los pequeños agricultores o agricultores a pequeña escala (Kay, 2009; Murphy, Croes y Chen, 2012).
Además, los precios del sector agrícola han estado sujetos a los vaivenes de la economía mundial. Históricamente han estado deprimidos, lo que afectó principalmente a los pequeños agricultores debido a que son los más influidos por su falta de capital para incorporar innovación tecnológica, como también por encontrar barreras de acceso al sistema financiero, baja calidad del suelo, aspectos que se traducen en mantener una baja productividad. Estos factores dan cuenta de que la pequeña agricultura está en crisis y no es capaz de generar ingresos suficientes para sostener a los miembros de una familia, lo que provoca que las condiciones de vida sean cada vez más difíciles (Vallejos, 2013).
Ante el nuevo escenario que enfrentan principalmente los pequeños agricultores, estos, que se encuentran marginados de los beneficios de la globalización, impulsan nuevas formas de generación de ingresos, ya sea reestructurándose productivamente mediante el apoyo de diversas políticas públicas que se orientan a la explotación de productos más competitivos o asumiendo nuevas actividades en los espacios rurales. Es decir, buscan formas alternativas de supervivencia que les permitan atenuar los efectos negativos de la globalización (Juárez, Ramírez y Galindo, 2009; Flores, Zizumbo, Cruz y Vargas, 2014).
Las nuevas formas de supervivencia o estrategias que han desarrollado los pequeños agricultores con el fin de atenuar los efectos negativos de la globalización económica, como pobreza y pérdida de la rentabilidad de la agricultura de tipo minifundista, se orientan a la diversificación de las actividades agrícolas y también a las no agrícolas. Ello ha significado que en América Latina empieza a cobrar mayor importancia el empleo rural no agrícola (ERNA), que, dependiendo de los países, oscila entre un 30 a 50 % de la población económicamente activa del mundo rural (Vinasco, 2017). El ERNA se refiere a los trabajos realizados en actividades económicas como la agroindustria, sector inmobiliario, artesanía y difusión de la cultura, entre otras (Barrera y Muñoz, 2003; Juárez, Ramírez y Galindo, 2009; Flores, Zizumbo, Cruz y Vargas, 2014).
En esta nueva multifuncionalidad de los espacios rurales se da el surgimiento del posturista, que busca acercarse a la naturaleza, conocer formas de vida, costumbres, la gastronomía local. Los posturistas incentivan el surgimiento del turismo rural, y en particular, el agroturismo, actividad en la que el visitante participa activamente con fines de ocio o recreativos, en las labores tradicionales productivas del campesino, compartiendo sus manifestaciones culturales y socioproductivas (Mikery y Pérez-Vázquez, 2014).
En Chile, como resultado de las políticas neoliberales, la agricultura tradicional ha ido perdiendo relativa importancia en cuanto a la absorción de mano de obra. Según el censo del año 1992, la población económicamente activa (PEA) que se desempeñaba en el sector primario fue de un 66 %; y sólo en el sector agrícola, de un 50 % aproximadamente. Para el censo del año 2017, hubo una significativa baja, pues se llegó a un 28,8 %. Su aporte al Producto Interno Bruto ha fluctuado entre el 2,8 % en el año 2014, año de su más baja participación, hasta un 3,5 % en los años 2006 y 2008, respectivamente (Oficina de Estudios y Políticas Agrícola, ODEPA, 2018). Además, los espacios rurales han experimentado grandes transformaciones con la incorporación al mundo rural de nuevas actividades no relacionadas directamente con la agricultura, como la piscicultura, la parcelación de terrenos agrícolas para la residencia, sea temporal o definitiva, las centrales de paso para la generación eléctrica y el turismo rural, entre otras (Garín y Quinteros, 2020)
Teniendo en consideración lo anterior, esta investigación se orienta a un análisis exploratorio sobre la transición de un espacio agrícola tradicional a uno que incorpora como estrategia de desarrollo el turismo rural, en la comuna de Carahue, territorio localizado en la zona sur de Chile y parte de la región de La Araucanía, espacio con significativos niveles de pobreza, alta ruralidad y población indígena.
Importancia y características del turismo rural
El turismo rural, si bien no es una actividad reciente, en las últimas décadas ha ido adquiriendo mayor relevancia frente al tradicional turismo de masas y de sol y playa. Los factores que han inducido a estos cambios son multicausales; entre ellos, el declive de las actividades primarias tradicionales como la agricultura, ganadería y silvicultura, cuyo potencial de empleo se ha reducido de manera relevante, lo cual ha significado cambios en los procesos productivos (Lane, 1994). Además, el turismo rural es considerado un espacio de ocio y recreación al aire libre, para disfrutar de la naturaleza y cultura, y como un medio de escape para quienes viven en la ciudad (Kastenholz, Carneiro, Peixeira y Lima, 2012).
Pero, ¿qué entendemos como turismo rural? La bibliografía presenta una amplia gana de definiciones debido a los múltiples significados o apreciaciones, que dependen de quien realice la investigación (Varisco, 2016; Moral, Fernández y Sánchez, 2018).
Por ejemplo, Oyarvide, Veliz, Roldán y Ferrales (2016, p. 80) lo definen como “todas aquellas actividades turísticas que pueden desarrollarse en el ámbito rural y resultan de interés para los habitantes de las ciudades, dadas sus características tradicionales diferentes a las del estilo usual de vida urbana”. Por su parte, la Organización Mundial del Turismo (OMT, 2017) lo define como “un tipo de actividad turística en el que la experiencia del visitante está relacionada con un amplio espectro de productos vinculados por lo general con las actividades de naturaleza, la agricultura, las formas de vida y las culturas rurales, la pesca con caña y la visita a lugares de interés”, definición que es adoptada por esta investigación.
El turismo rural es considerado como un elemento que permite atenuar la expulsión de población rural, debido al avance tecnológico en la agricultura (Schröeder y Formiga, 2012). Estas autoras agregan que esta actividad es complementaria de las estructuras existentes y apoya las políticas relacionadas a la conservación de recursos. Es considerado como un factor de desarrollo para los territorios, ya que dinamiza la economía regional, fomenta el empleo local, hay intercambio de experiencias entre visitantes y población local, contribuye al desarrollo de productos turísticos alternativos y es una clara demostración del carácter multifuncional de un territorio. Promueve diversas actividades recreativas y servicios, y la elaboración de productos agrarios y artesanales; es un medio de inducción y motivación a la adopción de nuevas formas de trabajo y de inyección de una nueva vitalidad en las economías a veces debilitada (Juárez y Ramírez, 2007; Pérez, 2010; Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, INTA, 2015; Varisco, 2017).
Como parte del turismo rural se desarrolla el agroturismo, el cual es considerado como una actividad complementaria de la agricultura y que permite a los visitantes no sólo observar sino también participar de las prácticas agrícolas, pero además ser parte de la vida diaria del campesino, conociendo sus manifestaciones socioculturales y compartiendo su entorno natural, ya que esta actividad implica la administración y gestión de recursos naturales, considerando principalmente su sustentabilidad y la preservación de la diversidad biológica. Se lleva a cabo alojando en hogares campesinos habilitados para recibir turistas. De esta manera, el agroturismo tiene un carácter multifuncional, y es considerado como una actividad económica de los espacios rurales y contribuyente al desarrollo rural, pues la mayor parte de los beneficios generados por la actividad son recibidos por productores y prestadores rurales de los diversos servicios que se entregan a los turistas y excursionistas. Esto maximiza el impacto en la economía rural; ciertamente, es una actividad que genera ingresos adicionales para las familias campesinas (Mikery, Pérez-Vázquez, Piñar, García y Asiain, 2014; Vinasco, 2017; Velázquez, 2018).
Turismo rural y género
La multifuncionalidad de los espacios rurales no sólo ha permitido cambios en las actividades productivas, sino también culturales; específicamente, la incorporación de la mujer al mundo laboral. Esto ha significado que las mujeres se identifiquen como productoras, empresarias o emprendedoras de servicios turísticos, con una creciente inserción en los distintos destinos turísticos regionales, cuestión que también ha sido constatada a nivel global en el Informe Mundial sobre las Mujeres en el Turismo 2010 (OMT-ONU-mujeres, 2011).
En efecto, según Martínez, Garín y Espinosa (2017), las mujeres buscan por medio del turismo complementar los ingresos familiares. Asimismo, se puede identificar que ellas se posicionan como líderes de emprendimientos turísticos en contextos rurales y cotidianos, caracterizados como aquellos que basan sus recursos en aspectos cotidianos de la vida. De esta manera, el rol de las mujeres en el turismo rural se enmarca en la producción de espacios turísticos desde la cotidianeidad; es decir, se basa en aspectos de la vida social que en contextos no turísticos no adquieren valor de consumo, como la hospitalidad, la gastronomía y las costumbres culturales. Estas relaciones de género -en el caso del turismo- posicionan a las mujeres, de acuerdo con el espacio doméstico, la comunidad y su vinculación con el exterior, tal como lo afirman Pérez-Ramírez, Villareal y Contreras (2012). Es decir, la escala de lo cotidiano en el turismo es tanto local como global, ya que su expresión espacial está contenida en las prácticas vinculadas a las formas de reproducción social.
Metodología
La investigación, de carácter cualitativo, se efectuó desde un enfoque constructivista, en el que interesa conocer las características de los emprendedores. Éstos, de acuerdo con Shane y Venkataraman (2000, p. 218), se asocian con aquellos actores sociales con capacidad para identificar oportunidades de creación de bienes o servicios futuros. Por su parte, Rameri (2018) plantea que a los emprendedores turísticos suele presentárseles con un halo progresista que, al mismo tiempo, responde al pensamiento neoliberal sobre el capital humano.
Además de conocer las características, se busca analizar su percepción sobre sus experiencias en torno a la actividad y los motivos para realizarla. La recolección de datos se realizó principalmente mediante una entrevista semiestructurada. De acuerdo con Corbetta (2007), este tipo de entrevista concede amplia libertad tanto al entrevistado como al entrevistador, y garantiza al mismo tiempo que se van a discutir todos los temas relevantes y recopilar toda la información necesaria que permita alcanzar los objetivos de la investigación.
En una primera etapa, se realizó una revisión bibliográfica sobre los Planes de Desarrollo Comunal (Pladeco) e información de los censos de Población y Vivienda, con el objeto de conocer características generales de la comuna, como también la evolución de la PEA ocupada en la agricultura, a fin de constatar los cambios ocurridos entre los períodos intercensales. Como segunda etapa, se mantuvo una reunión de trabajo con la encargada de turismo de la comuna, a fin de identificar y localizar a los emprendedores. Paralelamente, se dio inicio al trabajo de campo para aplicar la entrevista semiestructurada a las personas identificadas en la etapa anterior, para conocer las características de los emprendedores y la percepción que tienen sobre la actividad. En esta etapa se entrevistó a 30 emprendedores: 25 mujeres y 5 hombres. Finalmente, se realizó el procesamiento de la información, con el análisis de contenido inductivo en función de los objetivos planteados. Esto significa que las entrevistas se transcribieran en forma literal y, a partir de la lectura, se identificaron aquellas frases que respondían al objetivo de la investigación.
Contexto territorial
La comuna de Carahue se ubica en la región de la Araucanía, en el sector costero de la provincia de Cautín. Se encuentra a 56 kilómetros de Temuco, capital regional. La población total según el censo del año 2017 era de 24.533 habitantes; el 49 % era población masculina.
Según el Plan de Desarrollo Comunal (Pladeco, 2018), el poblamiento inicial tiene relación con la ocupación de pueblos primitivos, que fueron paulatinamente dominados por comunidades mapuches. Posteriormente, se construye el Fuerte de Anchacaba, en lo que sería la Antigua Imperial, hoy ciudad de Carahue, en marzo de 1551.
Su poblamiento inicial ha mantenido condiciones de ruralidad, pero cada vez con menos habitantes, situación que se refleja en los censos de población. Así, para el año 1998 el 61 % vivía en el espacio rural, y en el año 2017, un 46 %, característica prácticamente común en la mayor parte de las comunas rurales de La Araucanía. Desde el punto de vista étnico, el 56 % es población mapuche, aspecto que le brinda un particular sello cultural a este espacio comunal.
Desde la perspectiva del desarrollo, es una de las comunas que presenta los más altos porcentajes de pobreza, tanto por ingresos como multidimensional. En el primer caso, es de un 21,4 %, mientras que en la región es de un 17,4 %. En relación con la pobreza multidimensional, la brecha con respecto a la región es más significativa, ya que la comuna presenta un porcentaje de pobreza de 48,2, en contraste con el de la región, que es de un 28,5. Teniendo en cuenta los datos mencionados, estamos en presencia de un territorio periférico en lo que a bienestar social se refiere.
Transición de la agricultura al turismo rural
La comuna tiene una superficie destinada a actividades agropecuarias de 90.018 ha, de las cuales un 12,1 % son destinadas a cultivos anuales y permanentes, en los que sobresalen la papa, el cereal y las arvejas: 30, 27 y 21 %, respectivamente (Centro de Información en Recursos Naturales, CIREN, 2018). Por su especialización en la producción y por la buena calidad del tubérculo, el territorio es reconocido a nivel regional como “la comuna de la papa”, lo que se traduce en que más de 200 familias son productoras y comercializadoras de este producto. Producen de 200 a 300 sacos anuales por agricultor, los que son vendidos en la región y también en otras zonas de Chile. Debido a la existencia de intermediarios que realizan la venta del producto, los ingresos que reciben los agricultores sólo son de subsistencia familiar. Esta situación ha ido generando un cambio en la orientación laboral de las familias campesinas, lo cual ha significado una disminución de la población que se desempeñaba en faenas agrícolas, como se observa en la siguiente Tabla.
Actividades económicas | 1992 | 2017 | ||
Población | % | Población | % | |
Agricultura | 3724 | 80,6 | 1775 | 46,5 |
Construcción | 69 | 1,5 | 275 | 7,2 |
Pesca | 121 | 2,62 | - | - |
La Tabla 1 presenta el cambio relevante de la mano de obra ocupada en el sector agrícola, que pasó de ser la actividad económica más importante para el sector rural a una que ha ido perdiendo peso en el transcurso de los años, mientras surgía, con relativa importancia, la actividad asociada a la construcción. Lo relevante es que esta última actividad supone que quienes la practican se trasladan a otras comunas cercanas.
Una condicionante importante para el desarrollo de la actividad agrícola corresponde a las características de los suelos que tiene la comuna. De acuerdo con el Estudio Agrológico de Suelos de CIREN (2018), los suelos de la comuna corresponden, principalmente, a las clases VI y VII, que se caracterizan por presentar limitaciones en su uso, pues generalmente no están adaptadas para cultivos. Siguen en orden de importancia los suelos de clase III, IV y VIII. Esta característica edafológica puede estar incidiendo en la pérdida de productividad de la actividad agrícola.
Considerando las dificultades que enfrentan las familias de agricultores para comercializar sus productos, y debido a que los suelos no permiten una mayor productividad, están surgiendo nuevas actividades en el espacio rural de la comuna, entre ellas, el turismo, ya sea a través de una reconversión productiva o como un complemento que le dé más valor a la agricultura tradicional.
¿Quiénes son y qué actividades realizan los emprendedores rurales?
Con los cambios económicos y culturales que ocurren en los espacios rurales, además de nuevas actividades surgen nuevos actores, como es el caso de las mujeres, las que además de cumplir sus labores cotidianas de dueñas de casa se han incorporado al mundo laboral. Participan activamente en emprendimientos turísticos, como lo indica Pumares (2019) para el caso de un grupo de mujeres que se dedican a la actividad reproductora de abejas en la localidad de Ich-Ek, Hopelchén, Campeche, México, o como lo indican Jiménez, García y Serrano (2020, p. 26):
“Las mujeres comienzan a ejercer un renovado papel en los procesos de desarrollo de estos territorios, adquiriendo nuevas funciones. Y es en la actividad turística rural, en donde esas funciones adquieren especial importancia, permitiendo que las mujeres se incorporen al mercado de trabajo local, ya sea como empresarias –creando y gestionando sus propios negocios o como trabajadoras de empresas”.
Las situaciones antes descritas se observan en la comuna de Carahue, ya que son las mujeres las que se dedican principalmente a las actividades turísticas, tendencia que es común en los espacios rurales de la región de La Araucanía, Chile.
De los 33 emprendimientos que se visitaron, el 73 % es gestionado por mujeres, situación que registra el rol tradicional de la mujer rural, que pasa a constituirse en un agente activo del desarrollo familiar y comunal.
La Figura 2 da cuenta de que los emprendedores son personas adultas y, en algunos casos, adultos mayores, situación que se presenta con mayor frecuencia en las mujeres. Este hecho puede, hipotéticamente, ser un aspecto desfavorable para la sustentabilidad en el tiempo del emprendimiento turístico.
Desde la mirada educativa, existe un conjunto de situaciones, tanto por el nivel educativo que presentan como por la distribución por género (Figura 3). En el caso femenino, el nivel alcanzado es la educación media y media incompleta. Para los hombres, esta se concentra en la media y universitaria incompleta. Esta heterogeneidad, aunque no se puede tomar como un factor determinante en el conocimiento y capacidad de tomar decisiones para el desarrollo de la actividad, puede ser un obstáculo para generar redes, tanto en la sustentabilidad en el tiempo de la actividad como en la posibilidad de relacionarse con la institucionalidad pública o privada.
Por las particularidades del territorio, se identificaron una gran diversidad de emprendimientos turísticos y de encadenamientos productivos entre algunos emprendedores, especialmente con pequeños agricultores, quienes abastecen con productos agrícolas como hortalizas, papas y legumbres.
La Figura 4 corresponde a un invernadero de hortalizas, mediante el cual la familia campesina, además de vender sus productos en las ferias locales, abastece a diversos emprendimientos turísticos con productos frescos y de buena calidad.
En consideración a la Figura 5, los emprendimientos turísticos se concentran principalmente en la gastronomía y en las actividades relacionadas con el agro y el etnoturismo, que concentran un 38%.
La Figura 6 nos muestra un emprendimiento agroturístico innovador, que corresponde a una plantación destinada a la producción de vinos con marca propia. Esta iniciativa innovadora se caracteriza por ser una de las viñas localizadas más al sur de Chile y es parte de las transformaciones productivas que está experimentando el mundo rural de la comuna. A esto hay que agregarle que tiene un sello gastronómico típico de la cultura mapuche.
En los cambios observados ha existido un importante apoyo de la institucionalidad pública. La municipalidad, por medio de sus profesionales, entrega apoyo y orientación en la elaboración de proyectos concursables, como también organización de ferias turísticas que resaltan los aspectos culturales y gastronómicos del territorio. Además, existen instituciones que apoyan financieramente los proyectos, como el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS), Capital Semilla del Ministerio de Economía y el Programa de Turismo Rural del Ministerio de Agricultura, el cual apoya fundamentalmente a sus beneficiarios inscritos. Desde los actores privados, se ha ido entregando un aporte significativo en lo financiero por parte de la Compañía de Papeles y cartones (CMPC).
Las motivaciones para realizar la actividad
Las actividades de turismo rural que están realizando los emprendedores han tenido sus orígenes en diversas motivaciones. Principalmente (el 68 %) se concentran en el mejoramiento de los ingresos y en ampliar el rubro, debido a la declinación de la actividad agrícola.
Como lo ha señalado la bibliografía, el agroturismo es una de las actividades que ha permitido mejorar el ingreso de las comunidades campesinas (Pumares, 2019; Rodríguez, 2019; Santiago, Alcaraz y Córdova, 2019). Esta motivación también fue reconocida, en la investigación, por diversos emprendedores, como se indica a continuación:
“La verdad que este era un sueño que tenía desde hace muchos años, de tiempo. Yo siempre pensé, cuando vi ese agroturismo, cómo yo poder tener esto algún día, me gustaría… Pensaba: `El agroturismo, está pintada la parte aquí donde yo estoy´. Y otra que también se ha ido dando, porque a los años uno, también, la agricultura no está buena. Entonces uno dice cómo le saco provecho a esto que tengo tan bonito; si lo encuentro bonito yo, alguien tendrá que encontrarlo bonito también… Entonces, de alguna manera, y con el apoyo de mi marido, él me ayudó a gestar esto y salió, y otra cosa, una viña”.
Otro entrevistado señala:
“Sí, eso sería lo más fuerte, y el turismo. Sí, porque quiero ampliarme con el tema del aceite de avellana, quiero sacar más información para poder… Entonces, voy a tener que buscar a alguien que me asesore, pero todo es de a poco. Sí, por eso agroturismo, porque yo vendo el alimento acá de la producción que tengo acá…”
Además de ampliar sus actividades, los emprendedores han abandonado su actividad agraria y se han reconvertido al turismo, como podemos ver en el siguiente testimonio:
“(…) que antes andaba con los sacos de papas al hombro ahí, claro que sí tienes que hacerlo, pero no tanto. Todo el trabajo aquí es agrícola de sembrar papas y toda la cuestión, como en Carahue está la papa… Para que vea, esa es mi vocación. Bueno, la pega1 es rentable pero ahora ya no, ya, porque se metieron tantas enfermedades y es poco el terreno que uno tiene. Por eso ahora hago turismo”.
En varias oportunidades se mencionó como motivación el rescate de las tradiciones culturales y, asociado a los recursos productivos de la tierra, se incorpora el etnoturismo a través de la gastronomía mapuche lafquenche, con platos ancestrales, elaborados con productos que provienen de sus propios huertos. Una entrevistada dijo que “la comida es más sana y la gente reconoce eso”.
Es indudable que son valiosas las iniciativas asociadas al etnoturismo junto al aprovechamiento de los recursos productivos agrícolas, los que son potenciados con el rescate de la vivienda típica tradicional mapuche, la ruca, vivienda que es muy atractiva para los turistas, especialmente los que provienen de fuera de la región de La Araucanía. Lo negativo, al recorrer el espacio rural, es la sustentabilidad de este tipo de turismo, debido a la sobreconstrucción de estas viviendas y a la repetición de emprendimientos gastronómicos similares.
Reflexiones finales
La globalización económica, con la apertura de las fronteras nacionales, ha provocado importantes transformaciones geoeconómicas. Este proceso no es ajeno a los espacios rurales, en los que ha generado un nuevo mapa de actividades productivas y de servicios.
Este proceso también ha estado presente en la región de La Araucanía y, en particular, en la comuna de Carahue. Estos cambios, de alguna manera, son explicados por el efecto del actual modelo de desarrollo; sin embargo, no se puede obviar que estos procesos van a depender, en su intensidad y forma, de las características territoriales de estos espacios.
Si bien Carahue es reconocida como “la comuna de la papa” debido a que es una de las principales actividades productivas, esta ha ido perdiendo relevancia a causa de, por un lado, las características edafológicas de los suelos; por el otro, la falta de un canal de comercialización adecuado, pues quienes ejercen el rol de intermediario definen los precios, y el alto valor de los fertilizantes, que disminuye la rentabilidad del producto, han incidido en que los actores locales desarrollen otras actividades económicas para mejorar su calidad de vida.
Lo mencionado en el párrafo anterior ha generado en las familias rurales un cambio en su actividad económica: han incorporado el turismo como actividad complementaria o, definitivamente, como su actividad principal. En este sentido, el agroturismo es muy bien valorado por los emprendedores y es potenciado por autoridades del Ministerio de Agricultura. Esta valoración, como lo señala Rodríguez (2019), aporta a una revalorización de las prácticas, costumbres y saberes tradicionales del campo. En el caso de Carahue, como actividad innovadora, surge la vitivinicultora y con un sello de carácter étnico.
Otro aspecto que es importante destacar, y que comienza a ser parte del paisaje cultural, es el rol significativo que están adquiriendo las mujeres como gestoras y administradoras de los emprendimientos turísticos, situación que significa una importante contribución a la economía familiar, aunque a la vez, en gran parte de los casos, ellas continúan realizando las actividades habituales en el hogar.
Es indudable que, en el caso particular de la comuna de Carahue, la actividad turística se está fortaleciendo con nuevas iniciativas que han surgido una vez finalizada esta investigación. Se ha creado una cooperativa integrada por mujeres, que incorpora diversos emprendimientos y una ruta navegable que los recorre. No obstante, de esta situación, por ser un proceso relativamente nuevo, no se puede afirmar con certeza que el turismo reemplazará a la agricultura tradicional, ya que esta es el sustento económico de una parte significativa de la población rural; y también, por las características particulares del territorio, ya que en la comuna hay espacios donde no se observan recursos materiales e inmateriales que se puedan transformar en atractivos turísticos.
Sin duda, el turismo está contribuyendo al mejoramiento de la calidad de vida de la población rural, pero en el caso particular de la comuna de Carahue se requiere un análisis más profundo sobre la sustentabilidad de los emprendimientos, por la edad de quienes los desarrollan y por su bajo capital cultural, que permite una relación asimétrica entre los emprendedores como con las instituciones que fomentan y apoyan la actividad. Además, aún no existe mayor claridad sobre los efectos de la pandemia de Covid -19 y los mecanismos de respuesta que se aplicaron para mitigar los impactos. Lo anterior constituye un desafío que es importante abordar en futuras investigaciones.
Agradecimientos
Investigación financiada por la Universidad de La Frontera, Proyectos UNT15-0035, DI14-0048 y DI18-0093.
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Notas
Recepción: 06 Marzo 2023
Aprobación: 14 Junio 2023
Publicación: 01 Agosto 2023